El “estado” tiene muchísimas definiciones y cada ámbito relacionado al mismo sería imposible de cubrir. Nosotros nos referiremos a esta entidad política como sinónimo de gobierno, lo que viene incluyendo a cualquier organismo público pero principalmente a los “agentes de gobierno”, como ministerios, funcionarios públicos, lideres, etc. Organismos como el sistema judicial, la policía y el ejército (aunque esto variará depende de la visión de cada uno). Las jerarquías y leyes también entrarán dentro de esta categoría.

No somos revolucionarios. No proponemos la erradicación del estado de manera violenta. No tenemos nada en contra del estado, y sobre todo, no queremos eliminarlo únicamente para aplicar “la ley de la selva” y permitir a todos hacer lo que quieran sin consecuencias, como a menudo la gente tiende a pensar cuando se habla de anarquía. ¿Por que entonces buscamos la eliminación del estado? Resumiéndolo de manera simple, porque consideramos que el estado será siempre una entidad limitante hacia nuestra ideología y que sería imposible llevarla a cabo con un órgano de tal índole limitando y regulando el humor.

El estado es inherentemente limitante, especialmente hacia el humor. Diferentes leyes pueden llevar a prohibir, censurar, y regular el tipo de humor que se intenta desarrollar. Este prohíbicionismo y censura van en contra de los puntos básicos del AnCom y consideramos que es el motivo principal por el cuál el estado jugaría un rol antagónico en este contexto. Hay muchos países donde el estado limita la libertad de expresión y esto a su vez también se ve reflejado en el tipo de humor admitido. Consideramos esto entonces una forma de represión que debe ser eliminada. La interminable burocracia (“El Proceso” de Kafka tenía razón) e interminables idas y vueltas políticas y papeleo también juegan un rol fundamental hablando de conceptos que ahogan el desarrollo de la creatividad y el humor de la sociedad. Ausentándose el estado de nuestras vidas podríamos entonces eliminar las limitaciones del mismo en cuanto al humor y nos permitiría alcanzar la libertad y creatividad definitivas necesarias para “desbloquear” la máxima expresión de humor y comedia. La capacidad de compartir la alegría ahora no tendría restricciones legales, culturales, ni de ningún tipo impuestas por el gobierno.

Necesito aclarar esto nuevamente. NO SOMOS REVOLUCIONARIOS. Aún asi, el humor puede utilizarse como forma efectiva de queja y protesta en contra del gobierno y el estado. Esto se puede ver reflejado y es algo que la sociedad ya hace, por ejemplo, en la creación de memes que satiricen las entidades políticas, autoridades del gobierno, entre otros. El fin de esto sería ridiculizar al gobierno y dar a entender que son… Un chiste. :o) Muchas veces los políticos mismos son y hacen cosas extremadamente memeables y si bien esto nos parece bien ya que genera risas, resulta una cortina de humo para que no protestemos ante las injusticias y opresiones del estado sobre el AnCom. El humor puede entonces ser una vía poderosa para de cierto modo criticar y si se quiere, subvertir las normas sociales impuestas por el gobierno y cuestionar el poder que tiene.

Una vez que la gente comprenda el rol antagónico que tiene el gobierno en sus vidas (y en este caso hipotético, se sumen al objetivo del AnCom) podría ser posible la construcción de comunidades basadas en el humor como lazo y motivo principal de unión. Al estar basado en la risa, el disfrute será masivo y compartido, motivo por el que nuevamente no abogamos por la violencia bajo ninguna circunstancia. Al llevar a cabo esto de modo pacífico, el estado, ahora debilitado ante la opinión pública, no podría actuar, puesto que sería represión política ahora pura y dura. La represión del estado siempre desencadenará en respuestas violentas o la llegada al poder de ideologías que no serán tan piadosas como nosotros, y esto es algo que tanto nosotros como el estado debemos evitar. Mediante la comedia y el humor, los individuos podrán a partir de este punto comenzar a destacarse, tener marcas propias, y expresarse libremente desafiando las estructuras gubernamentales represivas desde un ángulo satírico.

Una vez que el estado ha sido bien eliminado o relegado a un segundo plano (sin embargo esperando su eventual disolución) la sociedad finalmente habría ganado su libertad de expresión verdadera y por ende la máxima definición de humor ahora estaría a nuestro alcance. Un paraíso de risa infinito y sin fronteras ni limitaciones impuestas por el gobierno. El reemplazo de ciertas instituciones debería ser fundamental, pero su reestructuración debe evitarse. El manejamiento y gestión de este proceso se basaría en la comunidad humorística predominante aunque sin necesidad de jerarquías rígidas.